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La República Democrática Alemana[nota 1] (en alemán, Deutsche Demokratische Republik; abreviado DDR o, en español, RDA) —también denominada Alemania Oriental, Alemania del Este (en alemán, Ostdeutschland, también escrito Ost-Deutschland) o Alemania Democrática—[1] fue un Estado socialista que existió en la Europa Central durante el período de la Guerra Fría. Fundada en 1949, en el territorio de Alemania que se encontraba bajo ocupación soviética tras el final de la Segunda Guerra Mundial, dejó de existir en 1990 cuando se incorporó a la República Federal de Alemania (RFA) tras el proceso denominado «reunificación alemana».[2]
A finales de 1948 las autoridades de la Unión Soviética transfirieron las responsabilidades administrativas a los comunistas pero hasta el 7 de octubre de 1949 la RDA no se fundó como un Estado propiamente dicho.[3] Sin embargo, las Fuerzas soviéticas permanecieron en el país hasta su disolución.[4] La lógica de la Guerra Fría llevó a que muchos países occidentales, en aplicación de la Doctrina Hallstein, no reconocieran inicialmente a la RDA.[5] La propia RFA no reconoció a la RDA como Estado —considerándolo un territorio bajo ocupación extranjera— hasta los años 1970 cuando Willy Brandt impulsó la Ostpolitik.[6] Tras ello se normalizaron las relaciones diplomáticas entre ambas Alemanias y se produjo el reconocimiento mutuo.[7]
En política interior, el Estado fue gobernado hasta 1989 por el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), que mantuvo una posición hegemónica durante cuatro décadas.[8] También existían otros partidos políticos agrupados, junto al SED, en el denominado «Frente Nacional de la Alemania Democrática».[9]
La RDA tenía una economía planificada y considerablemente intervenida por el Estado.[10] Aunque tras la Segunda Guerra Mundial tuvo que pagar significativas reparaciones de guerra a la Unión Soviética, lo que supuso la deslocalización industrial, se calificó al país como la economía del Bloque Oriental que mayor éxito alcanzó.[11]
Su capital fue establecida en Berlín Este y el resto del país comprendía la zona de ocupación soviética, siendo su frontera en el este la Línea Óder-Neisse. Por su parte, la RFA abarcaba los territorios de ocupación dirigidos por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, y Berlín Oeste, que era un enclave separado del resto de la Alemania Occidental.[12] De este modo, Berlín fue uno de los grandes símbolos de la Guerra Fría.[13]
Esta particularidad geopolítica y el proceso de huida hacia el oeste de alemanes orientales, disconformes con el Gobierno, acabarían llevando al Gobierno de la RDA a fortificar su frontera occidental y, en 1961,[14] a levantar el llamado Muro de Berlín.[15]